miércoles, 24 de septiembre de 2008

BOCA

No puedo cerrar la boca. Algo ocurrió en la madrugada y amanecí sin poder cerrarla. El mecanismo de músculos, tendones y nervios que la controlan se atascó y ahora me es imposible mover la quijada a voluntad. La mucosa que reviste la boca está seca y tengo la lengua dura. Cada que respiro me duelen los dientes. La campanilla no es más que una pequeña costra a punto de caer. Debo humectarme constantemente la boca con un atomizador lleno de agua y no puedo hablar; comencé haciendo ruidos guturales, como los que hacen los simios, pero la resequedad ha inflamado mis cuerdas vocales y tengo la tráquea prácticamente obstruída. Me cuesta trabajo respirar y me la paso sentado en un sillón viendo tele. En busca de remedios, bebí un gran vaso de whisky por ver si recobraba movimiento, pero no funcionó. Después me inyecté en las carótidas cafeína y extractos de té de la India, pero nada ocurrió. Luego probé con infusiones de cacao y cardamomo, y a pesar de ser costoso el remedio, no procuró resultado efectivo.

Sigo con la boca abierta.

Ya comienza a llenarse de moscas.


1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces tengo una sensacion extraña, como de alienacion cuando ando en algun centro comercial, siento que todas las cosas entran a mis ojos con voluntad propia...este texto me lo ha recordado