COMENCÉ a toser. Imposible parar. No podía ni siquiera tomar aire y me costaba trabajo respirar. De pronto, tosí de manera violenta; fue tan intenso el reflejo que la parte superior de un pulmón se desprendió. No tuve más opción que sacarlo. Tomé unas pinzas y lo estiré. Fuí sacándolo despacio, cuidando de no lastimarme la garganta. Contuve la respiración y lo saqué de un tirón. La víscera reposa en una bandeja de acero inoxidable, sobre un espejo de sangre. Respiro con dificultad pero estoy bien, estoy vivo. Meteré el pulmón en una bolsa y lo voy a guardar en el congelador. Mañana veré si puedo meterlo nuevamente.
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