lunes, 30 de marzo de 2009

VOLAR


Hay gente que puede volar. Esto es cierto. Los he visto arrojarse desde puentes, edificios y despeñaderos. Al principio caen como rocas, pero en una fracción de segundo se detienen, flotan y se desplazan libre y caprichosamente por la atmósfera. Nadie sabe cómo lo hacen. Unos dicen que ni ellos mismos están seguros; los magos creen que estas personas sueñan una noche que son capaces de hacerlo, entonces despiertan, corren hacia un sitio elevado y, sin pensarlo, cierran los ojos y se arrojan al vacío. Entonces ocurre: vuelan.

El problema es que una vez que han alcanzado el vuelo, no pueden regresar a la tierra; pero su ímpetu es furioso y consume toda su energía. Luego de unos días, son presa de la sed y el cansancio; así se desploman, convulsionan, pegan contra el suelo, se rompen y mueren. Algunos sobreviven la caída pero son devorados por las bestias.

Zopilotes e insectos terminan con ellos.


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