viernes, 13 de marzo de 2009

MUERTE (Eclesiástico 41)

¡Oh muerte, qué amargo es tu recuerdo para el que vive tranquilo con sus posesiones, para el hombre contento que prospera en todo y tiene salud para gozar de los placeres!

¡Oh muerte, qué dulce es tu sentencia para el hombre derrotado y sin fuerzas, para el que tropieza y fracasa, para el que se queja y ha perdido la esperanza!

No temas tu sentencia de muerte; recuerda a los que te precedieron y te seguirán.

El hombre es un soplo en un cuerpo.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡¡jajaja, todo un poema!!!

ensenado dijo...

Muy bueno.
Ponga uno también para la muerte de las vacas....

Chef Herrera dijo...

Ok, no es un poema. Es una cita extraída del libro del eclesiastes.