lunes, 2 de febrero de 2009

PIÑATA MACABRA

Crónica de hechos ocurridos la noche del 31 de octubre del año 2008.



Convoqué a un festejo donde se celebraran simultáneamente Halloween y Día de Muertos. Ambos aborrecen una sola cosa: a la iglesia católica.



El primero por tratarse de una fiesta pagana, y el segundo, peor: una fiesta donde se involucran los dioses de la antiguedad mesoamericana que tanto horrorizaron a los conquistadores españoles.



Esa noche tuvimos un invitado especial; un hombre de Dios. Piadoso, cargado de buenas intenciones pero susceptible a caer frente a la tentación. Después de todo, humano.



Así fue como El Padre se fue transformando de un ser entregado a la causa de la iglesia a un individuo común, aceptando las ofertas de la vida mundana, sucumbiendo a tentaciones.



Comienza la noche. Hay temor en sus ojos. Se encuentra rodeado de gente extraña, personas que ejercen ritos paganos, ateos, ritos que se suponían desaparecidos desde tiempos de los conquistadores, libaciones con sangre y vísceras, el ejercicio de la crueldad como nunca se había visto.



Intenta romper con sus ataduras, correr, pero es muy tarde para huir: has otorgado tu cuerpo al Chef Herrera, y tendrás que pasar un suplicio para pagar tus deudas y las de la iglesia que representas; tu alma será duramente peleada por angeles y demonios y solo Dios sabe dónde irás a parar.



Una turba de demonios te rodean; eres tentado por la sodomía, los pecados de la carne te arrastran a un vértice de sensualidad descontrolada, te resistes, luchas, pero al final sucumbes.



Comienzas a gozarlo cuando de pronto, las cosas se complican. Alguien te amenaza, ya no sabes si es parte del juego o este ha terminado y hemos entrado en una dinámica no muy saludable. Rápidamente pierdes confianza en ti mismo y aquellos temores que guardabas celosamente en lo más profundo de ti emergen, eclosionan a través de tu tráquea, tu esófago, tus intestinos. Algo malo, muy malo está ocurriendo. Y algo peor está por ocurrir.



Te cuelgan. Gritos, risas, imprecaciones. Estás confundido; eres consciente de lo que está ocurriendo pero no estás seguro de hasta dónde llegará. Se echan sobre ti.



Huitzilopochtli reencarna, ofrece aguerrida batalla a los dioses de aquellos hombres barbados que llegaron del mar a someter a los aztecas. De lo más profundo de la tierra emergen demonios, espíritus ancestrales; se destilan por la porosidad del asfalto y consolidan en figuras aberrantes a la vista y olfato. Sientes punzadas, golpes. Sangras. Se rompen tus huesos.



La vida comienza a desprenderse de tu cuerpo. Después una lucha intensa, pierdes la batalla; te desbaratas, caes al suelo y los demonios se precipitan sobre tu cuerpo.



Te encienden fuego y mientras te chamuscas, tu alma permanece atrapada, pues en un universo paralelo tu alma está siendo reclamada por dos bandos antagónicos.



Poco a poco te transformas en ceniza. Los demonios se alejan, contentos, saciados. El mundo de la oscuridad celebra, pues hoy sacrificamos a un sacerdote católico.



Al final, la hecatombe ha terminado. Hay cuerpos regados por la calle, el cadáver del padre, hecho cenizas, se esparce por el ambiente.


























4 comentarios:

Anónimo dijo...

las fotos 16 y 17 parece qe fuera una misma!!

la chica del final tambien fue sacrificada???

Anónimo dijo...

JA JA JA JA

¿cuándo fue el hereje evento? ¿de qué era la piñata que no se quemó bien?

Ñets dijo...

Qué buena crónica de hechos. Las últimas imágenes son muy buenas por culeras.

p.d. Ayer me eche aquél pollo en chorizo con dos de harina y regresé a las alturas.

Saludos.

Chef Herrera dijo...

No puedo revelar los materiales que se usaron para encarnar la piñata, pues no quiero a la secretaría de gobernación -ni al vaticano- fastidiándome. El problema con esa piñata es que ahora quienes participamos nos sentimos mal y cosas extrañas ocurren a nuestro alrededor; sombras, voces, apariciones, etc. Como quiera el año que entra se repite.