jueves, 28 de agosto de 2008

UÑAS

He descubierto que las uñas son vestigio de las escamas que solían cubrir nuestra piel. Estos rezagos permanecen en nuestro cuerpo como signo inequívoco de un pasado oscuro, primitivo y arquetípico, en cual nos arrastrábamos nadábamos y nos metíamos en hoyos, mucho antes de subir a los árboles, donde comenzó nuestra verdadera evolución. También he notado otra cosa; las uñas, aparte de ser rudimentarias, distan de ser afuncionales. Quiero decir que no son un mero adorno. Como los corales y hongos, son estructuras vivas y exhiben comportamientos peculiares. Se adhieren a la piel por medio de diminutos pedúnculos, en cuyas terminaciones pueden detectarse celulas especializadas cuya función es secretar un anestésico mismo que, al ser eyectado, prefunde el lecho ungueal, adormeciéndolo, y así la uña puede desprenderse de la piel. Una vez separada del cuerpo, viaja por el suelo, paredes y techos, impulsada por estos mismos pedúnculos que la mantenían unida a los dedos.
Por las noches se ocultan en sitios oscuros, fríos y húmedos, esperan a que crezcan hongos sobre su superficie y después liberan una sustancia que los mata y disuelve, alimentándose de su proteína.
Durante el día trepan lentamente por las cortezas de los árboles, paredes de edificios y postes de luz, y así captan la luz solar y la transforman en energía.
Los pedúnculos que los mantienen unidos a la piel y con los cuales se transportan también poseen otras funciones: son capaces de absorber agua y los nutrientes disueltos en ella, tales como azúcares, sales y minerales. También crecen alrededor de estos pseudópodos ciertas bacterias que procesan algunos productos que la uña no puede digerir, pero aprovecha los productos de desecho de la digestión de la bacteria.
La mayoría de las uñas regresa a sus manos y pies originales, pero otras se revelan: mantienen su ciclo nocturno de consumo de hongos y el diurno de transformación de luz solar y extracción de nutrientes terrestres. Algunas de estas uñas independientes, luego de un tiempo, desarrollan alas y se transforman en pterodáctilos. Otras siguen arrastrándose y se vuelven tortugas.

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