jueves, 28 de agosto de 2008

PLANTAS

Llego a casa y noto que una planta crece desde el contacto de la luz. Al día siguiente una enredadera emergió desde el grifo del lavamanos del baño, ha invadido las paredes y llega hasta el comedor. Después vi cómo una película de moho pintaba de tonos verdes grises y cenizos el techo de la recámara. Cuatro días después giraban en la sala una multitud de girasoles según la caminata solar, y el crujir de los tallos rotando hizo temblar los tapices. Para el quinto día un zacate brillante y verde germinó en el refrigerador y no tardó en cubrir completamente la cocina. Día seis: arbustos de gruesos tallos y hojas arriñonadas aparecieron bloquearon las escaleras y la recámara de los niños. Hoy es el séptimo día; una sinfonía de insectos, ranas y aves pequeñas impide logre escuchar lo que ocurre en la calle, el barrio. El crecimiento de las plantas ha forzado y roto las tuberías de agua; el piso de abajo es un pantano y escucho reptiles y otras alimañas desplazarse entre el lodo y los lirios. El abanico de techo de mi habitación genera una flor malvácea que emite esencias enervantes, aromas que me llevan a un letargo peligroso, fragancia irritante que disuelve la mucosa de mis pulmones y dificulta la respiración. Escucho la generación de vegetaciones extrañas, el crepitar de las plantas ascendiendo desde alfombras y mosaicos invadiendo sillones mesas y camas, crecimiento inmediato de tallos hojas pistilos y frutos.
Una arborización tapa ventanas y puertas, sella corredores impide el camino, la casa reverdece, me abro paso entre un oleaje de matas y yerbas. Busco a mi familia; los niños han muerto y se pudren en la floresta del cuarto de juegos, mi mujer se transforma en el baño y los perros ladran desesperados mientras se desgarran la piel en el jardín de cactáceas.
Aspiro un polen ácido. Mi cuerpo es comprimido por pseudópodos vegetales, un suero es expelido por estos tallos y se adhiere a mi piel, después se seca y forma una costra que desarrolla túbulos interconectados que transportan una salvia electrificada y lechosa. Glándulas se generan a partir de estos tubos y penetran mi piel; secretan sustancias que disuelven lentamente el tejido graso subyacente y después los músculos. Los órganos son recubiertos por una malla de túbulos y terminaciones nerviosas, y modifican el funcionamiento de estas vísceras, obligándolas a producir compuestos ricos en manganeso y clorofila. Mis ojos se disuelven, los huesos se gelatinizan, los perros chillan, mueren de dolor y la casa sucumbe ante la floresta que avanza y consume todo. Afuera, comienza a llover torrencialmente.

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