domingo, 19 de abril de 2009

RECUERDO


Manejábamos de noche, le pegamos a algo. Mi papá detuvo el carro y se bajó. -Quédate aquí, no mires, -me dijo, al tiempo que cerraba la pesada puerta del galaxy. Por supuesto que me asomé. El auto seguía andando y con las luces encendidas. Alcancé a ver dos cuerpos; el primero estaba tendido sobre el asfalto y tenía la cabeza abierta, el cerebro desparramado sobre un espejo denso de sangre, de un rojo tan profundo que la luz apenas se reflejaba. El otro quedó vivo y estaba en el fondo de un dique paralelo a la carretera. Papá arrastró el cadaver unos metros y lo arrojó hacia la maleza, después bajó al dique y subió al moribundo hasta el carro. Abrió la cajuela y lo echó dentro, entre maletas y una hielera. Emprendimos el camino y no cruzamos palabra en todo el camino. De vez en cuando sentía golpes provenientes de la cajuela y alcanzaba escuchar algún gemido. Entonces mi padre encendió el radio.

Llegamos a la ciudad. La avenida principal, completamente vacía, con sus postes de luz, iluminada de manera espectral, nos impulsaba a gran velocidad directo a casa, tragándose el rugido del motor, la música y los gritos.

Llegamos. Salió del auto, cerró la puerta tan suave como pudo, me sacó de mi asiento y me llevó directo a mi recámara. -Aquí te quedas, -sentenció, y cerró la puerta con seguro. Pero yo podía ver todo desde la pequeña ventana del baño. Abrió la cajuela, y lo vio a los ojos: el tipo escupía sangre, respiraba agitadamente y lo veía con ojos de misericordia y temor. Entonces papá sacó una bolsa de plástico, le cubrió la cabeza y lo asfixió. No tardó mucho en morir, ya no tenía fuerzas para luchar. Cerró de un golpe la cajuela y entró a la casa. Corrí a la cama y fingí dormir. Se asoma, respira fuerte, se va. Enciende el carro, puedo escuchar cómo se aleja. La noche es fría, la atmósfera clara, la calle desierta y apenas iluminada, se lo traga. Quiero dormir; cierro los ojos.

Escucho gritos.


3 comentarios:

Edgar Valdés dijo...

Andaba yo vagando por la Gran red cuando me encontré su corto manifiesto contra el ballet y los musicales.

Un saludo.

Chef Herrera dijo...

me mareo cada que los recuerdo.

D.L. dijo...

Wow. Que recuerdo!!!