sábado, 3 de enero de 2009

VIEJITO

Quiero compartir esto contigo. El jueves primero de enero de este año salí de una fiesta de año nuevo, completamente ebrio, y en cierta avenida, atropellé a un viejito. Creo que eran como las cinco de la mañana. Iba rápido -tan rápido- y con el radio a todo volúmen. No lo vi. Sentí el putazo, -seco-, el cuerpo resbaló sobre el cofre, se impactó contra el parabrisas, lo hizo cagada, rebotó, voló como un bailarín del ballet bolshoi sobre el carro y aterrizó a media calle. El golpe fue tan duro, como si le hubiera pegado a un burro o a un caballo. Yo digo que se rompió todos los putos huesos de su decrépito cuerpo, pues terminó despatarrajado sobre el pavimento. Frené, las llantas chillaron y exhudaron humo. El auto derrapó, obstruye el boulevard. Levanté la vista, miro por el retrovisor: parecía muñeco de trapo. Bajé del auto y observé el parabrisas: trozos de sangre, piel y hueso quedaron adheridos entre los fragmentos de vidrio. Putísima madre. Vámonos de aquí, rápido. Acelero. Subo el volúmen. La música hace vibrar el parabrisas sanguinolento y de pronto, palpita: una red arterial lo perfunde, el retrovisor se transforma en corazón y los vidrios rotos se funden, conglomeran y forman dos enormes y elásticos pulmones. La cabina se insufla de viento, las luces de la avenida atraviesan el parabrisas rebotan en los asientos, me deslumbran, la música estridente hace vibrar la carrocería, corazón y pulmones se distienden y encogen, la calle se transforma en una arteria gigante llena de vidrios gritos humo gasolina polvo heavy metal silencio.

Esta noche, la primera del año: maté a un anciano.

Solo puedo pensar en llegar a casa y mear. Todo lo que necesito es mear espumosamente, como un caballo, tirarme sobre la cama y dormir.

Mañana será otro día.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mataste al año viejo. ¡¡¡¡¡¡FELICIDADES!!!!!! No todos logran hacerlo.

Ñets dijo...

Jajajaja, muy buen comentario D.L.