martes, 4 de noviembre de 2008

FUEGO

Desde niño me gustaba jugar con lumbre. Después, ya entrada la adolescencia, me transformé en pirómano. Pregúntele a cualquiera de mis compañeros de escuela. O peor: a mis profesores. Quemaba montes, jugaba con polvora, confeccionaba coctéles Molotov, lo que usted quiera. Pero todo era un derroche de energía, una equivalencia con mi pubertad terrible, explosiva y altamente inflamable. No fue sino muchos años después que aprendí a controlar el fuego y usarlo para transformar la materia en algo notorio, y no para destruir. Aunque reconozco que la estética de la destrucción puede ser mesmerizante y hermosa. Me llevó tanto tiempo llegar a un entendimiento con este maravilloso elemento. Con frecuencia me viene a la mente uno de los personajes de los cuatro fantásticos, el que se transforma en lumbre; a veces pienso que soy parecido a él. Hoy, el fuego y yo trabajamos juntos, y nuestra relación, en otrora álgida y violenta es ahora apasionada y provechosa. Empero, aún siento un cosquilleo cuando recuerdo esas travesuras, y a veces me dan ganas de fabricar un refrescante coctél Molotov y arrojarlo en medio de la calle, solo para ver cómo se levanta una vez más el demonio del fuego, que tanto tiempo ha permanecido guardado.

3 comentarios:

Eduardo Ortiz dijo...

Herrera:

¿Cómo se prepara una barbacoa casera matona y sin morir en el intento?

En las carnicerías ya vale $130 pesotes el kilo y en la casa nos gusta paladearla cada domingo y últimamente nos acabamos la barbacha en tres patadas, ya ni rinde, caray!!

A ver si coloca una receta.

Saludos

Chef Herrera dijo...

tengo una barbacoa de lengua y chamberete que está de lujo. Por estos días la publico. Alternativamente, ofreceré también una receta para carnitas de puerco que está francamente insuperable.

Unknown dijo...

Lo que encontraba mas divertido era ver cosas estallar. Todo comenzo jugando a los bomberos quemando las toallas, despues los montonales de hojas secas. Llegado diciembre el motín de cohetes una busqueda por artefactos explotables, entre más fragmentos volarán mejor. De los favoritos la botella de coca familiar con un cañon. Compraba mis cohetes en la bajada del Diablo en Tampico.