lunes, 27 de octubre de 2008

ACTUALIZACIÓN

El otro día escuché a dos homosexuales quejándose de la manera en que la sociedad los contemplaba. No me refiero a la infinitud de adjetivos, verbos y demás denominaciones de toda clase, no. Ellas estaban molestas porque siempre se habla del soplanucas y el muerdealmoahadas, aludiendo a la manera en la que estas finas personas ejecutan sus pasiones carnales sobre el lecho camoso. "Es denigrante", dicen. Bien. No hay problema. Cambiemos la descripción anatómica por una más comestible y ciertamente más psicológicamente correcta; a partir de hoy, a las parejas de leandros se les designarán como el perverso y el romántico.

No voy a entrar en detalles. Imagine usted la psicología.

Pinches putos.

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