El otro día fui a una cafetería. Bebí tanto café. Corro a mingitar y en la puerta de los baños veo un letrero que dice Qué hacer en caso de un sismo. Tiemblo de miedo, pero ahora que lo pienso en Monterrey nunca se ha generado un sismo, y si han ocurrido, nadie se dió cuenta. Supongo que sería igualmente noticioso e informativo poner advertencias sobre la conducta a seguir en una erupción volcánica, un temible y devastador tsunami, una invasión extraterrestre o una lluvia de fuego lanzada por Yahvé como castigo por nuestra lujuria y excesos. Que ánimos de mortificar gente. Y poner eso en un baño. Pienso que deberían imprimir anuncios más prácticos y adecuados para el sitio y la circunstancia: “Qué hacer en caso de estreñimiento o diarrea”, “si se termina el papel sanitario, límpiese con lo que pueda”, “no converse con la persona que defeca en el cubículo de a lado”. Cosas por el estilo. Pero lo de los sismos, nomás no.
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