Saqué un aguacate maduro del refrigerador, y con un cuchillo delgado y filoso lo rajé. Al separar las mitades vi, en el centro de la pulpa suave y verdosa, un feto encogido, con sus piernitas replegadas, una mano tocándose el pecho y con la otra un dedo en la boca. Giró la cabeza, me observó, volvió a acomodarse, su corazón dejó de latir y a los pocos minutos murió.
3 comentarios:
SPOOKY!!! Ya parale a esos ¿No? Me vas a causar pesadillas, si de por si no duermo.
Hoy vi un póster de una campaña contra el aborto en el que aparece un micro-bebé en manos de un pelao. Me hizo pensar en el aguacate.
no robertín, yo solo escribo cuentos, no se de abortos ni campañas ni un carajo. Si se de guacamole....
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