martes, 5 de enero de 2010

ASESINOS




Los asesinos son personas bastante curiosas; la forma en que martirizan y matan a sus víctimas me sorprende. Todos tienen métodos distintos y tan variados como los paises de los cuales provienen. Chikatilo, por ejemplo, serruchó los testículos de una persona y, junto a sus pezones, los hirvió en agua y luego los comió. Otro ruso, Onoprienko, gustaba de entrar a la fuerza a las casas para matar con una escopeta recortada a todos cuantos estuviesen dentro. Hay asesinos que siguen tendencias extrañas, basadas en creencias exóticas: Suradji es un buen ejemplo: enterraba a sus víctimas, aún vivos, hasta la cintura, luego los estrangulaba. Posteriormente bebía sus saliva y los enterraba entonces con la cabeza apuntando hacia su casa, pues creía que esto incrementaba sus poderes. Otro personaje parecido es Bathory, quien mataba mujeres para usar su sangre en baños rejuvenecedores, pues estaba convencida que esto le traería juventud. Schaefer es un caso interesante: luego de torturar y mutilar a sus víctimas, los clavaba en árboles en el bosque. Denke, por su parte, mataba teporochos para hacerlos embutidos. Y el caso de Corll sorprende porque les arrancaba el pene a mordidas a sus amigos y luego guardaba los genitales. Otros, como Kiss, gustan de los encurtidos y conservas: guardaba los cuerpos en tambos de 200 litros llenos de alcohol. Los hay tambien con sensibilidad: Staniak dejaba post-its con mensajes poéticos en la escena del crímen. Y luego hay que recurrir a dementes como Spesivstev, quien gustaba de crear escenarios particularmente intensos: una sala con una mujer agonizando sobre un sofá, y en otro sillón el torso de un cadáver, y para completar el cuadro, en la bañera encontramos a un cadáver sin cabeza. De Rifkin hay que notar que fue sorprendido manejando junto a un cadáver: su copiloto llevaba tres días de haber fallecido. Bilancia, por su parte, es uno de métodos: mataba exclusivamente sobre trenes en movimiento. Tambien los hay deportistas: Hansen llevaba prostitutas y teiboleras a su chalet en el bosque de Alaska, y luego de violarlas y torturarlas, las soltaba, desnudas, en el bosque para cazarlas con su rifle. Y para émulos de Frankenstein, Dahmer, antropófago célebre, intentó crear un zombie perforando con un taladro la cabeza de un sujeto y vertiendo ácido en el agujero, y todo para tenerlo como esclavo sexual. Claro que Dahmer no se detiene ahí: disolvía cuerpos en ácido, guardaba un corazón humano en una hielera, tenía cabezas, torsos, cráneos, un pene en una olla y en el refrigerador no había comida, solo condimentos. Otro comensal ilustre es Fish, quien después de gozar desnudando y torturando niños, se la pasaba golpeandoles los músculos hasta que morían, y esto para ablandar la carne. Si, luego se los comía. Pasó su vida enterrándose pequeñas agujas en el cuerpo. Y dentro de estos cocineros célebres, hay que mencionar a Suff, mismo que se hiciera famoso con su delicioso “chili con carne humana”. Otros tenían un ojo para los negocios; Franklin, neo nazi y racista, victimaba a parejas interraciales y a negros, y luego vendía su sangre a hospitales y clínicas. Tambien los hay actores aficionados; Hoch, entre otros, asumía el nombre e identidad de sus víctimas. A Mullin parece que no le fue muy bien en una expiación de pecados: apuñaló a un clérigo en el confesionario. Otros, mas intelectuales, resultaron revelaciones en el mundo de las letras: Unterweger terminó siendo escritor de best sellers. A Olson hay que acreditarle un interés por los viajes y la buena vida: viaja por el mundo, asesinando, y despues de muchos años recuerda, de manera melancólica, dónde, cómo y a quién ha matado. Greenwood es otro de estos escenógrafos por excelencia: en una ocasión encontraron, en un crímen de su notable autoría, cadáveres con el cuello cercenado, tazas con sangre, sal espolvoreada alrededor de las cabezas y símbolos crípticos trazados con una navaja en la piel que circundaba las heridas mortales de los cadáveres. Hay asesinos que padecen de amnesia, y luego van recuperando la memoria, en dosis convenientes y dispersas: McDuff, desde prisión, hacía mapas donde localizaba cadáveres de homicidios cometidos por el hacia años. El caso de Kurten es curioso: sostenía relaciones sexuales con animales, mutilándolos en el proceso para alcanzar así el orgasmo. También mataba a sus víctimas para beber su sangre. Wilder gustaba de pegar los párpados a sus inmolados y después los recompensaba con electroshocks. Albright removía quirurgicamente los ojos de las prostitutas que mataba. Chase, por su parte, usaba la sangre y cerebros de sus víctimas para manufacturarse un licuado, porque creía que su sangre se estaba transformando en polvo y había que regenerarla de alguna manera. Tambien estaba convencido de que alguien le había robado su arteria pulmonar y que detrás de su cabeza le protruían huesos y que su cráneo cambiaba de forma constantemente. Creía que un sindicato criminal Nazi le pagaba a su madre para que esta lo envenenara. Noe, una infanticida prolífica, procreo 8 hijos y a todos los mató en un lapso de 20 años. Kallinger mataba porque una cabeza invisible y flotante que le acompañaba a todas partes se lo indicaba. Christie coleccionaba vellos púbicos. Bordella inyectaba limpiadores caseros en el torrente sanguíneo de sus víctimas y fotografiaba los distintos estadíos de sufrimiento por los cuales pasaban estos. Pandy mutilaba y disolvía a sus víctimas con limpiadores de caño y descargaba la mezcla en el drenaje. Luego se comunicaba con ellos a través de ángeles. Era pastor de una iglesia. Ah, y a su casa, cuando lo arrestaron, tuvieron que llevar un equipo de sonar para buscar mas cadáveres. Clark le corta la cabeza a una prostituta, la maquilla y la somete a felación mientras se toma una ducha. Wournos, en alguna ocasión, declaró: “soy una persona que odia profundamente a la vida humana y volvería a matar si pudiera”. Otro sujeto, Rogers, apuñalaba a sus víctimas pero al sacar la navaja del cuerpo, la rotaba.


¿Qué significan estos actos? No, no son actos de “locura”, así, nadamás; la mayoría están tan bien planeados y hay tanta sensibilidad en ellos que es imposible catalogarlos como actos sujetos a o propiciados por eventos psicógenos desarticulados. Ciertos crímenes son estallidos momentáneos de pasión, energía basal concentrada, ciegamente propulsada hacia algo, lo que sea. Algunos son manifestaciones de odio social, impulsos netamente patógenos y desbalances químicos, pero otros son verdaderas obras de arte. En algunos casos hasta pueden percibirse intenciones poéticas, trascendentes. La mayoría roza los bordes de la razón y flirtea con aquello que nos hace netamente humanos: la mezcla explosiva entre la razón y la sensibilidad. Lo más tenebroso de todo esto es que debemos aceptar que estos actos monstruosos son parte integral de nuestra humanidad; llámele desviaciones, alteraciones, anormalidades o patologías, lo cierto es que siempre han estado con nosotros y siempre estarán ahí. Volverán a emerger, sin importar qué tanta religión o moral tengamos, qué tan bueno o acertado sea el sistema educativo o qué tan limpios y ordenados tengamos nuestros jardines, casas o nuestras personas aparezcan pulcras y recatadas, la naturaleza humana surgirá, se manifestará a través de estos actos una y otra vez. No son producto de una religión, o un sistema económico o educativo: así somos.
No se qué pensar; yo creo que el humano es un error de la evolución y que la sobreespecialización de nuestro sistema nervioso es un exceso; la vida no funciona muy bien con especies sofisticadas y grandes: en las grandes extinciones, especies como la nuestra siempre desaparecen. Qué le vamos a hacer. Supongo que, mientras nos extinguimos o, en su defecto, mandamos todo lo que nos rodea al carajo, hay que divertirse.


6 comentarios:

Chef Herrera dijo...

dato extra: solo decidí reseñar una fracción de los asesinos seriales que existen; tuve que dejar tantos fuera del ensayo y me concentré en los más notorios, pero la cantidad de loquitos que existe allá afuera, tanto los que sabemos como los que permanecen ocultos, es apabullante. Eso sí da miedo.

Nigromante dijo...

Mas miedo m dan los actos que realizan los clérigos durante años y que nadie se atreve a denunciar

miedo denunciar y que no te crean

miedo denunciar y que sean parte del problema

miedo a que no te pase a ti si no a un ser querido

miedo a no poder proteger a los tuyos

eso si me da miedo


Quitar la vida no es gran cosa cuando hay una justificación
aunque a veces esta solo este en tu imaginación


Saludos chef le debo una visita

Chef Herrera dijo...

a esos padrecitos cachondos los vamos a analizar más tarde....

Héctor Mora Pacheco dijo...

Es perturbador cuando se tiene la plena conciencia de que el ser humano es capaz de crear cosas tan sublimes como abominables, es cierto lo que dices, todo esta implicito en una especie que esta evolucionando hacia quien sabe donde, porque ahora con la manipulacion genetica dudo que el proceso evolutivo se desarrolle de forma natural.
hablando de clerigos, ¿cual fué el papa que desenterraba cadaveres para fornicar con ellos? recuerdo haber leido eso en un libro de Rius.
exelente entrada
saludos..

Pamela Mora dijo...

hola, señor Herrera soy la hija de Hector Mora, me parecio que deberia de poner a hannibal Lecter en su entrada aunque sea ficción jeje... me gusto mucho su blog, es muy interesante.


saludos

Chef Herrera dijo...

me parece que Lecter se queda corto con lo que hacen algunos de estos sujetos! Como quiera suena interesante la idea de sacar un estudio de asesinos y criminales notables de ficción, tanto los de cine como los impresos en novelas y hasta en las tiras cómicas.