viernes, 15 de enero de 2010

PINCHE CERDO



Allá por principios de diciembre ejecutamos una predecible posada. La reunión ocurrió en un chateau en la montaña. Hacía un frio del carajo. Los vinos, notables. La comida, mejor aún. De la compañía no voy a decir mucho; es gente que debería estar en prisión o, en su defecto, en un psiquiátrico.
La Manzana tiene un ataúd. En otras partes le llaman "caja china". Aquí en Nuevo León le decimos Ataúd. El nombre, en mi nunca humilde opinión, es mucho más apropiado. La manzana, además de ser mi compadre, sabe como cocinar un lechón en este artefacto. Yo también puedo hacerlo, pero si la oportunidad se presenta, prefiero que mi compadre lo haga. Y nunca falla. Cuando combinas el ataúd con su lechón, la manzana a cargo del proceso, buenos vinos, música insuperable, la compañía adecuada, el sitio correcto y la atmósfera exacta, se da un festejo de los cojones. Las fotos presentan a una variedad de personajes: la manzana, el cirilo, el puñeto, el tibio, la toalla, la roberta, la muñeca y un servidor.
Hacemos lo que nos gusta, coño.
Provecho.

1 comentario:

Chef Herrera dijo...

olvidé agregar que ningún lechoncito tierno y tipo que bien lindo weeey sufrió en la producción de esta entrada: lo matamos bien rápido y nos lo comimos deliciosamente. ¿Sufrió? A huevo. ¿Lo haremos de nuevo? Oink oink. Yeah. Por supuesto.
Cochinito rico, te vamos a picar la carótida pra desangrarte, y mientras lloras y pegas de gritos vamos a desollarte la piel para hacer chicharrón, confitar tu carne para taquitos suculentos, brasear tus manitas, encurtir tus cueritos y hacer de tu hígado un paté de los cojones: ¡cochito rico delicioso! Gracias, pinche cerdo: eres parte de nuestra civilización, de esta humanidad que somos.