lunes, 5 de octubre de 2009

LOS DIAS CONTADOS


Tengo los días contados.
Hoy me llegó por correo un aparato electrónico que, al activarse con un estúpido botón rojo, comienza a contar lo que te queda de vida. Por supuesto que si no lo sabes, el artefacto llega, lo dejas en su cajita durmiendo tranquilo y mientras no le piques al botón, no te enteras. Osea que vives para siempre, o algo así. Claro, después de un tiempo, esa cosa como sospecha que te has enterado y la hija de la grandísima puta se activa sola después de unas semanas y el tiempo, de repente, corre. La cosa es que ese día el mensajero tocó el timbre, abrí la puerta, recibí el chingado paquete y, presa de la curiosidad, ansiosamente lo abrí. ¿Y qué es lo primero que haces cuando ves un aparatito con una pantalla ovalada y con un único botón pintado de rojo carmesí? Pues lo apachurras. Y ahí es cuando se acciona este mecanismo nefasto e inevitable de degradación constante que termina en, bueno: la muerte. No quería mencionar este último escenario pues no es tema que agrade a una mayoría, pero he sabido que a muchísima gente le ha llegado el aparato en cuestión y solo es de suponer que le sigan llegando a quienes aún no lo tienen. De haber excepciones, aún no hay noticias de ello. Lo que sí espera la humanidad es confirmación, aunque sea de un solo caso, de alguien que haya recibido el artefacto y que, habiendo oprimido el botón rojo o que este se haya activado de manera automática, lo haya sobrevivido. Si sabe de alguien, contácteme de inmediato. Esta pandemia nos afecta a todos.
Ahora me retiro a seguir muriendo.
Enhorabuena.

No hay comentarios: