lunes, 19 de enero de 2009

COMIDA

Mi mujer se fue de la casa.

Me abandonó.

Francamente no se hacer absolutamente nada sin ella. Lavar ropa, hacer el aseo general, sacar la basura, congeniar con los vecinos, encargarme de los perros y, mas importante que todo lo anterior, cocinar. Ella dejó comida preparada en recipientes de plástico. Reposan en plácido letargo en el refrigerador. Pero tienen una caducidad, y ese dato lo desconozco. Imposible calcularlo. Sencillamente no se lo que hay ahí dentro ni cuando fue preparado.

Ella no vuelve.

He estado comiendo comida podrida todo este tiempo. Carne con col picada que sabe a trapeador húmedo, un arroz con leche que burbujea y tiene una capa verdosa en su superficie, una ensalada de papas con crema cubierta con un finísimo vello grisáceo que fosforesce en la oscuridad, una sopa que ha cuajado y alberga una colonia de seres nunca antes vistos por la ciencia y un plato sobre el cual reposa algo envuelto en papel aluminio: hace ruidos, se mueve.

Tengo el intestino en expansión; toda clase de bacterias se reproducen crecen producen gases toxinas, escucho siento explosiones en mi vientre, se me retuercen las vísceras, los músculos que las rodean las comprimen, castigan. Hay vómito, tan intenso y bizarro que solo podría adjudicarse como consecuencia de una posesión demoníaca. Dolores de cabeza tremendos. Mareos. No puedo hacer nada: estoy postrado en un camastro saturado de flemas, orines e insectos microscópicos. Me la paso tosiendo, vomitando y con una diarrea mortal; convulsiono, maldigo en idiomas arcaicos y la vibra que produzco es tan nefasta que los insectos que vuelan cerca caen fulminados. En el patio, los perros mueren de sed, la basura se acumula en la cocina, los baños repletos de suciedad, la casa apesta hay moscas bichos que reptan vuelan y corren, por la chimenea han entrado gatos, viven dentro de la casa están por todas partes, hacen tanto ruido no me dejan dormir, apesta, la casa apesta, ya no puedo con este olor, la inmundicia me está matando. Los vecinos ya han puesto queja con salubridad, tocan la puerta, pegan de gritos, me amenazan y arrojan piedras a la casa, rompiendo vidrios, despedazando puertas y destruyendo las macetas. No me puedo mover y me siento mal, muy mal, necesito una ambulancia. Estoy a punto de prenderle fuego a esta pinche casa, no me importa morir.

Lorena: regresa por favor.

Me muero de hambre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lore ha regresado y no es la misma de ántes, ten MUCHO miedo.....