miércoles, 29 de octubre de 2008

CEBOLLA

Casi siempre, cuando uno se corta un dedo, es rebanando una cebolla. Ay me corté. Estaba picando una cebolla. A mi me ocurrió ayer. Me pasé la hoja por la palma de la mano y como es una parte que está en constante movimiento, no cicatriza rápido. Duele horrores. Y todo por picar una chingada cebolla. Es una estadística apabullante. Esta clase de accidentes no ocurren con, digamos, zanahorias, papas o brócoli. Siempre son cebollas. Se deduce que el problema no son los cuchillos ni el que los usa: las culpables son las cebollas. Este vegetal maléfico exuda una misteriosa fuerza que procura accidentes. Es notable. Poseen en su interior una especie de cerebro maligno, con consistencia de un gel, disuelto en el núcleo de su cuerpo. A partir de ahí se generan emanaciones perniciosas que viajan por el aire y perturban los pensamientos y la química neurológica de las personas. El único tratamiento culinario que merecen estos vegetales son envueltos en papel aluminio y horneadas. No hay otra manera de impedir que ejerzan su maleficio electromagnético. Lo más importante es no acercarles un cuchillo: lo presienten, vibran y entonces cosas malas ocurren.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi me pasa mas seguido con el pinche cilantro o el perejil, no se si estas pinches hierbas tambien tengan algun tipo de conciencia.

Chef Herrera dijo...

estas yerbas por si mismas no tienen consciencia, son solo exfoliaciones de la piel de seres botánicos aéreos que vuelan por los bosques, exhalando clorofila.