He vomitado tres veces. Fuí al baño hace unos momentos y al retrete le obsequié un torrente de vómito y diarrea. Por el esfuerzo espasmódico tengo los músculos del abdómen, tórax, brazos y piernas contraídos, con dolores intensos, y como estoy deshidratado me dan calambres a cada rato. No tengo apetito. Tan solo de pensar en comida me revuelve el estómago y siento una ebullición que sube por mi esófago y termina en la base de la garganta con un sabor ácido y amargo. Estoy postrado en la cama, esperando a que alguien venga y me de una muerte piadosa; rómpanme la cabeza con un tubo de acero o que me inyecten veneno, lo que sea: mátenme ya. Otra vuelta al retrete a vomitar y me desbarato.
Mandé traer de la farmacia suero oral. Fui dándole traguitos pero el estómago no resistió y devolví todo sobre las sábanas. Bebí agua pero el resultado fue el mismo. Corro al baño, está todo batido y me he terminado tres rollos de papel sanitario. El hedor es tremendo. ¡Pero qué bien la pasé en la fiesta! Sírveme otra. Dame más de comer. Ya no tengo hambre y mi cuerpo dice que debo detenerme ahora, pero ¡vamos por todo! -un ron con coca, por favor, -acerque esos bocadillos, señor. Debo pasar los próximos días alimentándome con consomé de ave y bebiendo jugos de fruta. Toso. Siento como si me hubieran agarrado a patadas en las costillas. Ahora me estoy tomando un delicioso suero oral sabor coco, mmhh qué rico. Tengo la garganta llena de flemas, puedo vomitar en cualquier momento. Mastiqué en seco todas las medicinas del botiquín, la mayoría caducas; aspirinas, diclofenaco, sulfametoxasol, paracetamol y pseudeoefedrina. Hasta llegué a comer una crema antihongos -tenía un extraño sabor a metal y anís-, luego mastiqué un supositorio y me llené la boca de glicerina. A pesar de esto, mi situación no mejora: sigo vomitando. Si salgo de esta, me voy a convertir a una religión apocalíptica, me voy a rapar, cambiaré mi nombre por alguno impronunciable, me iré a vivir a una pradera lejana donde subsistiré masticando yerbas y escarbando lombrices, tendré conversaciones telepáticas con rumiantes, me haré uno con la naturaleza y esperaré a que el mundo explote.
4 comentarios:
¿así empieza el evangelio de san adrián?
pues mas bien pienso que así termina.
no me ha decepcionado sr. Tan bueno este material como el de los viernes. Bajo sus circunstancias, el suero de coco me da más asco, lo probé hace un par de años y no lo vuelvo a hacer. A mí lo que me funciona es un subway con hartas carnes frías y una soda emputadísimamente helada. Cuestión de cada quien. Espero se haya mejorado pronto. Saludos.
definitivamente voy a sustituir el suero sabor coco por la soda emputadísimamente helada, suena mucho más terapéutico.
Gracias, ya me siento mejor.
Publicar un comentario